Nuevo Curso
Nuestros seminaristas menores han estado de vacaciones con sus familias. Éstas se han visto jalonadas de acontecimientos en los que han participado: la Peregrinación Diocesana a Lourdes; el Campamento Diocesano de Monaguillos; la Ordenación Sacerdotal de Don Luis y Don Fernando, sus Cantamisas. Alguno ha tenido días de estudio en Las Ermitas.
Pues bien, el verano ha pasado y un nuevo curso ha comenzado. El día once de septiembre llegaban Nicolás y Javier al Seminario. El resto lo hicieron el día dieciséis para participar de la celebración de la Ordenación Diaconal de Don Daniel. Con ese motivo, el inicio de curso fue festivo antes que académico, ya que esos días dieciséis y diecisiete fue el primer encuentro del Seminario en Familia de nuevo curso.
Con los seminaristas mayores, participamos de los preparativos de la Ordenación Diaconal: la vigilia de oración , la velada, la disposición del Seminario y la celebración de la Eucaristía, la tarde del Domingo en la que Daniel fue ordenado Diácono. Tras el vino español, nos dirigimos a Ponferrada para comenzar las clases al día siguiente, y los seminaristas en familia regresaron a sus casas.
Transcurrida la primera semana, el sábado día 23 nos subimos a una furgoneta y comenzamos nuestra peregrinación a Liébana. De camino, paramos en Riaño y llegamos a Potes antes de comer; allí nos esperaban los seminaristas mayores con Don Enrique. De ahí subimos al monasterio de Santo Toribio, al lado del que comimos en la falda de la montaña. Tras las piñas, vino el rezo del Vía Crucis, el paso por la Puerta Santa y la Eucaristía en la Capilla del Lignum Crucis, presidida por nuestro Rector, Don José Antonio. En la homilía, nos habló de la actualización del Sacrificio de la Cruz en la Misa y, mirando a la cúpula de esa capilla, y a las cartelas que están allí colocadas, nos hizo recorrer la historia de la salvación. Finalizó la Eucaristía con la bendición y adoración de la Cruz. El padre franciscano encargado de ese monasterio bromeó con que no nos lleváramos el Lignum Crucis a Astorga, de donde había venido con Santo Toribio.
Acabada nuestra estancia en Liébana, nos encaminamos a Ánaz, cerca de Solares, donde las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús nos recibieron en el Aspirantado. Pero, antes de llegar, nos detuvimos en “el pueblo de las tres mentiras”: Santillana del Mar, ya que algunos no lo conocían.
Ya en el Aspirantado “las Mieses”, pudimos cenar y dormir. Al día siguiente, tuvimos un momento de convivencia con las Aspirantes y juntos celebramos la Santa Misa. Tras la comida, fuimos a Santander a la playa, donde nos pudimos dar el último baño de la temporada, y luego regresar a Ponferrada.
Esta peregrinación a Liébana fue toda una aventura. Primero la furgoneta; en San Glorio nos encontramos con una accidente; el baño en la playa, y, al volver a Ponferrada, la furgoneta que se para. Nos lo pasamos genial y el Ángel Custodio del Seminario no nos abandonó.