Séptimo día de la Novena
Durante toda la novena ha habido dos "sedes" de celebración: una en el Seminario Menor, y otra en el Seminario Mayor, la "de verdad", presidida por la imagen de la Inmaculada ante la que han orado y se han ordenado todos los sacerdotes de la Diócesis.
El viernes esa capilla fue la única "sede" porque el Seminario Menor, al completo, se trasladó a Astorga para la fiesta del Seminario. De este modo los seminaristas mayores y menores, con las religiosas del Seminario, los sacerdotes que en él trabajan, y un puñado de fieles, celebramos el séptimo día de la novena.
El predicador fue Luis Fernández Olivares, Seminarista en etapa pastoral, que con el Pasaje del Niño perdido en el Templo nos invitó a aprender de la Inmaculada a "meditar en el Corazón" los acontecimientos de la vida. María nos enseña a amar, y amando se llevan mejor los defectos del prójimo: es el estilo de Dios, que nos ama con nuestros defectos y límites. Luis nos recordó que perfecto "sólo es Dios", por eso nuestras imperfecciones nos han de llevar a aceptar a los demás con las suyas.
Como cada día la novena concluyó con el himno a la Inmaculada invocando su maternal patrocinio sobre el Seminario.