¡A por el Cuarto Curso!
En estas mismas fechas del pasado año, te decía que el crecimiento del Seminario dependía también de ti. Por eso solicitaba tu oración, absolutamente convencido de que “Dios no abandona a sus hijos”.
La comprobación de esta realidad es que el Seminario Menor ha crecido en número de seminaristas este curso, y no sólo eso, sino que uno de los seminaristas que acabó segundo de bachillerato ha dado el paso al Seminario Mayor, que es fin al que se orienta la tarea del Menor. Así que tenemos que dar muchas gracias a Dios y seguir pidiendo, confiando en que “Dios no abandona a sus Hijos”; ama a su Iglesia “Dándole alimento y calor” (Ef 5, 29), y por eso suscita vocaciones sacerdotales en nuestra Diócesis de Astorga.
Los seminaristas menores han ido llegando progresivamente al Seminario los días once, trece, quince y dieciocho de septiembre. Ha sido de manera escalonada para facilitar la adaptación a los lugares, los horarios y las costumbres de la casa para los nuevos.
Para este curso, los seminaristas internos son nueve: Gonzalo, José Manuel, Alejandro Domínguez, Raúl, Carlos, Fran, Ángel, Alejandro González y Nicolás, de los cuales dos estaban el año pasado, dos han pasado del Seminario en Familia al Internado y cinco son nuevos.
En el Seminario en Familia estarán siete: Luis Castro, Josué, Juan Mauricio, Joaquín, Santiago, Pelayo e Íker.
En el Preseminario cuatro: José Manuel, Gabriel, Pedro y Jairo.
El último fin de semana de septiembre tuvimos el primer fin de semana de Seminario en Familia en Ponferrada, si bien no pudieron participar todos los seminaristas. Fue divertido porque sirvió para volver a vernos todos después del Campamento de Corporales. Hubo tiempo de oración, de lectura, un poco de estudio, y un partido “de verdad” porque los equipos estaban bien nutridos.
El Domingo terminó el encuentro y vinieron las familias de los seminaristas para la celebración de la Eucaristía y la tertulia en la que Don José Antonio, el Rector, les habló de la situación del Seminario para el curso actual y la necesidad de remar todos en la misma dirección en la educación de los hijos y no confundirlos. Para ilustrar esta afirmación usó una simpática anécdota con Luis Fernández Olivares, seminarista que estuvo en el Menor el pasado curso de etapa pastoral, y que ha sido enviado a Valencia a completar estudios.
Que el nuevo curso sea provechoso para todos nuestros seminaristas, para que crezcan como Jesús: “en sabiduría, estatura y gracia ante Dios y ante los hombres” (Lc 2, 52).
¡Feliz curso!