Testimonio e Imágenes de la Pascua Joven
Me llamo Pablo, tengo 32 años, soy de Madrid y este es el tercer año que vengo a la Pascua que celebra la Diócesis de Astorga y la primera vez que lo hago junto a mi novia Carla.
Repito un año más porque he encontrado en esta (cada vez más grande) comunidad de jóvenes cristianos, una segunda familia.
Un lugar donde tengo la oportunidad de vivir la Semana Santa con devoción, cuidando cada detalle y viviendo cada momento de manera especial.
Para mí, la Semana Santa fue durante muchos años un periodo de vacaciones, nada más, donde los días previos me preocupaba solamente el estado de la nieve para esquiar o si haría buen tiempo para ir a la playa.
Pero el haber descubierto esta (otra) Semana Santa y, sobre todo, habiéndola vivido de esta manera, ha cambiado muchas cosas tanto en mi manera de prepararme para estos días de “vacaciones”, como en mi manera de vivirla día a día.
La Pascua ahora consiste en contemplar cada momento de la Pasión de Cristo con recogimiento y pena (guardando el ayuno o haciendo ciertos sacrificios), sufriendo por su muerte, pero también, por supuesto, viviendo con mucha alegría (y celebrando por todo lo alto) su resurrección.
Si me preguntasen por qué se ha de vivir la Pascua dentro del seno de la Iglesia, por qué vuelvo a venir aquí un año más, lo diría muy claro: ser cristiano es conocer a Jesucristo, y no se puede conocer a Dios, si no se entiende y se vive el misterio de su Pasión.
Entender por qué murió Jesucristo, para salvarnos de nuestro pecado, es la clave (en mi opinión) de por qué somos cristianos y por qué debemos seguir su ejemplo de vida cada día, desde nuestra pequeñez, pero desde la grandeza de quien ha encontrado un amor que no duele, un amor que no envejece, un amor que lo perdona todo.
Así que, desde aquí, animo a esos valientes que no tienen miedo a los retos, a que vivan su Fe de manera activa, que prueben a vivir una Semana Santa en esta familia llamada Iglesia, de la que todos formamos parte. Que se atrevan a acompañar a María durante esos momentos tan difíciles por los que vio pasar a su Hijo, pero que también celebren con ella la alegría de su resurrección y ascensión a los cielos.
Un saludo.